lunes, mayo 07, 2007

Del Wambara de Adal

Al mismo tiempo que Sabla Wangel, emperatriz de Etiopía, sobresalía como gobernate, en el bando de su principal enemigo, el Reino de Aral, otra mijer, Del Wanbara, mantenía su título de Bati, sultana.

Hija del Imán Mehefuz, gobernador de Zayla, un puerto en el Golfo de Aden cerca de lo que es ahora Djibuti, se casó con el Imán Ahmad e, ignorando las protestas de sus soldados, lo acompañó en sus expediciones de conquista de tierras de cristianos en las regiones montañosas del norte. En dos ocasiones, durante las campañas en las montañas de Tigre, quedó embarazada y tuvo dos hijos : Muhammad en 1531 y Ahmad dos años después.

Después de la derrota y muerte de su marido en 1543 y la captura de su hijo Muhammad , ella huyó hacia el norteste del Lago Tana. Más tarde, vuelve a Harar, convirtiéndola en la capital del reyno de Adal. Su primera tarea era hacer arreglos para el intercambio de su hijo mayor, Muhammad, por el hermano del Emperador etíope, Galawdewo, Minas. En esta decisión contaba mucho el peligro que suponía el dejar en libertad a Minas, importante jefe militar, ya que más adelante podía llegar al trono, y ser un enemigo poderoso. A pesar de esto, con la mediación de la Emperatriz Sabla Wangel, madre de Minas, ambos prisioneros fueron devueltos a sus respectivas familias.

Del Wanbara, decidida a vengar la muerte de su marido, nueve años después , se casó con su sobrino, el Emir de Harar, Nur Ibn Mujahid, hijo de la hermana de primer marido, accediendo de esta manera a la mejor posición para llevar a cabo su venganza. El Emir Nur, tras dedicarse un tiempo a la reconstrucción de Harar ( de cuyas obras aún hoy día pueden verse restos) y la reorganización de su ejército, emprendió una nueva guerra de conquista en las tierras cristianas de las regiones montañosas del norte. En 1559, muere en combate el Emperador etíope, Galawdewos, cumpliéndose así el deseo de Del Wanbara de vengar la muerte de su primer marido.

Así pues, ambas mujeres, Del Wanbara y Sabla Wangel, tuvieron vidas paralelas, destacando cada una en la tierra en la que le había tocado vivir. Las dos fueron estuvieron estrechamente comprometidas en las batallas que libraron sus gobiernos : Sabla Wangel, en el Estado cristiano, Del Wanbara en el Estado musulmán. Los dos perdieron a sus maridos en la guerra, y conocieron lo que era ser una fugitiva, una refugiada. Las dos sufrieron la agonía de ver a uno de sus hijos en cautiverio. Los dos lucharon con todo su poder para recuperar a sus hijos. Las acciones de ambas inspiraron a sus seguidores y ayudaron cambiar el curso de la historia.

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